Oraciones para el dolor

La sexta razón es que los printemps se comparan con el aire, el verano con el fuego, la cosecha con la tierra, y el invierno con el agua. Luego ayunamos en marzo hasta el final para que el aire de orgullo se nos intente. En verano el fuego de la concupiscencia y de la avaricia. En septiembre, la tierra de la frialdad y de las tinieblas de la ignorancia. En invierno el agua de la ligereza y la inconstancia.

La séptima razón es porque ese marzo se reporta a la infancia, el verano a la juventud, septiembre a la edad firme y virtuosa, y el invierno a la ancianidad o vejez. Ayunamos entonces en marzo para estar en la infancia de la inocencia. En verano para ser joven por virtud y constancia. En la cosecha para que estemos maduros por el esfuerzo. En invierno, para que seamos antiguos y viejos por la prudencia y la vida honesta, o al menos para que estemos satisfechos con Dios de lo que en estos cuatro tiempos le hemos ofendido.

Oraciones para el dolor

La octava razón es del Maestro Guillermo de Auxerre. Ayunamos, dice él, en estos cuatro tiempos del año hasta el fin que reparemos todo lo que hemos fallado en estos cuatro tiempos, y que se haga en tres días cada vez, hasta el fin que saciemos en un día lo que hemos fallado en un mes; y lo que es el cuarto día, es decir, el miércoles, es el día en que nuestro Señor fue entregado a Judas; y el viernes porque nuestro Señor fue crucificado; y el sábado porque él yacía en el sepulcro, y los apóstoles estaban adolorazonados de corazón y de gran dolor.

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